El baile secreto de la lectura
- Rodrigo Lares Bassa
- 7 sept
- 1 Min. de lectura
Leer un libro no es solo seguir palabras: es entrar en un baile silencioso entre dos mundos, el del autor y el del lector.
El libro que uno lee nos define. Nos define según la personalidad que tenemos en ese momento, nuestras experiencias, nuestra apertura para recibir lo que el autor ofrece. Cada texto es un espejo y un puente: refleja quiénes somos y nos invita a cruzar hacia otra mente, otra vida, otra época.
Abrir un libro histórico puede transportarnos a ciudades y costumbres que nunca viviremos. Una novela futurista nos obliga a imaginar mundos posibles, dilemas que aún no existen. Y los textos íntimos nos dejan habitar el corazón del autor; algunas palabras resuenan, otras incomodan, pero todas nos transforman.
Hay un baile invisible entre escritor y lector. Las experiencias que el autor vivió, por un instante, las recorremos nosotros. Eso es la grandeza de la lectura: vivir vidas imposibles de habitar por nosotros mismos, mundos que solo existen en palabras, y aun así se vuelven tangibles en nuestra mente.
Cada libro nos deja algo. Paciencia. Coraje. Claridad. Una chispa que cambia nuestra mirada. Nos confronta, nos ilumina, nos enseña a vivir otras mentes sin perder la nuestra. Nos recuerda que somos una suma de experiencias y percepciones, siempre en diálogo con el mundo.
Leer es vivir otras vidas y otras mentes, y al mismo tiempo, encontrarnos con la nuestra. Cada libro es un puente, un espejo y una semilla que queda en nosotros mucho después de cerrar la última página.
¿Qué libro te ha permitido cruzar ese puente y descubrir algo inesperado de ti mismo?
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