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Sobre lo abstracto de la vida

  • Foto del escritor: Rodrigo Lares Bassa
    Rodrigo Lares Bassa
  • 3 oct 2016
  • 2 Min. de lectura

A ti, que me estás leyendo, vamos a filosofar:

En la vida hay que buscar ser auténtico, no hay que intentar ser igual al prójimo. La educación humana por moldes es el error más grave que la humanidad puede cometer, porque ahoga la capacidad de disertación y criterio.

En la educación hay que animar el cuestionamiento y que la curiosidad guíe la búsqueda del conocimiento, sólo así brotará el genio que convive en nosotros. Por eso, un maestro es aquél que le dice a su alumno: “No compares a una persona con otra, todos somos diferentes. Igualar es deformar.” Es por ello que, no te compares con los demás, tú eres único; al compararte acudes a tus recuerdos, sientes que la otra persona tiene algo que tu no, y en ese momento, es cuando los recuerdos devoran el presente de una persona triste.

Siempre hay que pensar en positivo y saberse que uno, si quiere, puede. Rodéate de personas que vean en ti lo que vales. Es como cuando el maestro dice: “Repite en tu cabeza: Me gustaría conocer a alguien que no vea lo bueno en mí, sino que vea lo malo y aún así piense que valgo la pena.” Cuando encuentras a esa persona, puedes estar seguro que ve y valora la unicidad que eres, no la sueltes, has lo mismo con ella.

El ser humano es un mar de contradicciones, las parejas son una incógnita que los une una palabra de contenido abstracto, de definición personal, llamada Amor: ignoramos a quien nos quiere, queremos a quien nos ignora, amamos a quien nos hiere y herimos a quien nos ama. En las parejas, a veces, de nada sirve dar razones, la pasión es un tren que no lleva conductor ni tiene rieles. Tan sencillo como que son felices porque por amarse tanto saben callarse al mismo tiempo.

Y así pasa la vida, en donde las comparaciones y los sinsentidos prevalecen… pero lo importante es la autenticidad y el predominio de esa palabra de contenido abstracto que lo permea todo. ¿Qué piensas si al estar en tus años dorados te encuentras confesándole a tu consciencia: Antes yo era un viejo que vivía dentro de un joven. Ahora soy un joven que vive dentro de un viejo?

Las experiencias repetidas tienen una única finalidad:

enseñarte lo que no quieres aprender.

Paulo Coello

 
 
 

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