¿Yo o yoismo?

Sobre esa lucha vital entre nosotros y los demás, lo importante es, ser sincero con uno mismo y respetar al otro. Siendo el primer paso, para lograr el éxito personal, el centrarse en hacer las paces con el pasado para que éste no nos eche a perder el presente; visto de otro modo, ¡no pierdas tiempo!, que hacer las paces contigo mismo… es urgente.

Es así: Después de ti, los demás… pero siempre teniendo en cuenta que los valores son relativos, porque si crees absolutos los tuyos, también tu prójimo se aferra a sus "valores absolutos", es por eso que hay que buscar el punto medio, y el truco está -como se dijo- en “ser sincero con uno mismo y respetar.” Hay que ser consiente de esa línea divisoria entre nuestra creencia y las del otro, porque una cosa es comprender nuestro "Yo" y otra muy distinta es esclavizarnos al yoismo. Querer que el otro piense y actúe de acuerdo con tu visión del mundo, es egoísta. Permite que sea fiel a sí mismo, como tú lo eres contigo, de lo contrario, todo será perverso, contaminado, ennegrecido, alimentado por los deseos del Ego, que sólo promueven el crecimiento de cualidades inferiores como la envidia y la desconfianza.

Es un asunto de convivencia primaria, que si se aplica o no, sus efectos positivos o negativos se replicarán en cualquier plano: personal, interpersonal, societario, país… Parafraseando al poeta español Juan Ramón Jiménez No corras, vete despacio, que a donde tienes que llegar es a ti mismo. Lo importante es comprender que la felicidad se busca –en uno mismo-, que las acciones más pequeñas valen más que la intención más grande. Lo importante es estar muy atento que los “Yo”, en uno mismo, se suceden, se entrelazan, se oponen, se desmienten, pero si se afirman demasiado, arrejuntándose, caen en el vicio del "yoismo", y tantos "Yo" juntos son fértiles al "Ego" y el ego ha sido siempre un compromiso entre un hombre y un cadáver.

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