Acerca del amor contra el desamor
- Rodrigo Lares Bassa
- 25 may 2016
- 1 Min. de lectura
La vida es una lucha constante contra el desgano, justa que se bandea entre lo que se quiere lograr y por donde se tiene que andar para conseguirlo; siempre la esperanza como la gran aliada, que se nutre del amor propio. Porque todo se reduce a eso, a cuánto nos amamos para no decaer en el intento por cumplir ese compromiso de aquella promesa innata, llamada deseo.
Es buscar, hasta con terquedad, esa felicidad que nos complace, sin nada a cambio y sin hacer daño a nadie; aquella que consiste en hacer lo que se quiere. Es participar en esa carrera de obstáculos, que no es más que una serie de colisiones con el futuro; no siendo una suma de lo que hemos sido, sino de lo que anhelamos ser. La meta es personal, pero siempre siendo una competición sin violencia, riqueza sin avaricia, posesión sin maldad, intensiones honestas... una competencia sin miras al fracaso, porque el fracasado no es aquel que lo intentó y perdió, fracasado es el que nunca intentó por miedo a perder, el que se abotagó de excusas para no comenzar.
La vida es una eterna lucha del amor contra el desamor, en donde el que no amó ni a su amor propio habrá sentenciado su fracaso; parafraseando a la escritora Madame de Staël "El amor es un símbolo de eternidad. Barre el sentido del tiempo, destruyendo todo recuerdo de un principio y de un fin." El que alcanza su anhelo, habrá conquistado la eternidad.
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