Sociedad, educación e ignorancia
- Rodrigo Lares Bassa
- 17 jun 2016
- 1 Min. de lectura
La vida en sociedad se torna muy complicada cuando la arrogancia del ignorante trasciende espacios y gana adeptos, frente a la mirada indiferente de aquellos que poseen conocimiento. Es entonces cuando todo se transforma, para mal, necrosándose la vida cotidiana.
Entendamos como "ignorante" no a aquel individuo que no sabe porque no tuvo los medios para aprender sino al contrario, a aquel que a pesar de que sí los tuvo, no quiso aprovecharlos. En otras palabras, ignorante no es quien no sabe, sino quien no quiere saber; aunque hay ignorantes que no habiendo querido saber, no saben que no saben (ahí entra en el juego aquel ser sin escrúpulos, muy peligroso, por demás, para una sociedad).
Y es que todo radica en la educación que reciben los pueblos para evolucionar en su pensamiento y para tolerar o no, con base en el conocimiento, una situación que se le presenta en un momento de su historia; porque un pueblo con educación es menos susceptible a ser manipulado por individuos y gobernantes sin escrúpulos.
En otras palabras, la educación conlleva al conocimiento y, éste -a su vez-, al ejercicio de la crítica por medio del libre pensamiento; conformándose estos tres factores (educación, conocimiento y libre pensamiento) como la verdadera arma contra la desigualdad y la opresión. En resumen, la educación es la columna vertebral de toda sociedad y por tanto si ésta no existe o la que existe no es de calidad, se deteriora.
"La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo"
Nelson Mandela
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